viernes, 8 de abril de 2011
Chaleco Vintage!
martes, 5 de abril de 2011
Lo último que hicieron mis manos!
Las medidas para el saquito son éstas: es un talle Medium o 42, aquí en Argentina. Usé aguja de crochet 0, de acero inoxidable, e hilo mercerizado negro (200 grs.)
El punto fantasía de la prenda es el que aparece abajo, y se teje haciendo una cadena de puntos al aire hasta obtener la medida deseada. (en mi caso fueron 40 cm para la espalda, y 25 cm para cada delantera). En la cadeneta levantar 3 puntos al aire (altura de la vareta) y picar en el segundo punto de base tejiendo una vareta, un punto cadena y otra vareta en el mismo punto. Saltar dos puntos y picar en el tercero, tejiendo de igual forma. En la siguiente hilera deben coincidir los abanicos alineados.
La puntilla hace de mangas, así se destaca más el trabajo. Para el borde de abajo del saco también está presente la puntilla, que a su vez forma como volados.
viernes, 1 de abril de 2011
Poema para la tejedora..
un desdén manso de las cosas
y una emoción sutil y contrita que reza.
Noble delicia desdeñar
con un desdén que no se mide,
bajo el equívoco nublado:
alba que se insinúa, tarde que se despide.
Sólo tú no eres desdeñada,
pálida que al arrimo de la turbia vidriera,
tejes en paz en la hora gris
tejiendo los minutos de inmemorial espera.
Llueve con quedo sonsonete,
nos da el relámpago luz de oro
y entra un suspiro, en vuelo de ave fragante y húmeda a buscar tu regazo, que es refugio y decoro.
¡Oh, yo podría poner mis manos sobre tus hombros de novicia
y sacudirte en loco vértigo
por lograr que cayese sobre mí tu caricia,
Pero pareces balbucir,
toda callada y elocuente:
«Soy un frágil otoño que teme maltratarse»
e infiltras una casta quietud convaleciente
y se te ama en una tutela suave y leal,
como a una párvula enfermiza
hallada por el bosque un día de vendaval.
Tejedora: teje en tu hilo
la inercia de mi sueño y tu ilusión confiada;
teje el silencio; teje la sílaba medrosa
que cruza nuestros labios y que no dice nada;
teje la fluida voz del Ángelus
con el crujido de las puertas;
teje la sístole y la diástole
de los penados corazones
que en la penumbra están alertas.
Divago entre quimeras difuntas y entre sueños
nacientes, y propenso a un llanto sin motivo,
voy, con el ánima dispersa
en el atardecer brumoso y efusivo,
contemplándote, Amor, a través de una niebla
de pésame, a través de una cortina ideal
de lágrimas, en tanto que tejes dicha y luto