viernes, 8 de abril de 2011

Chaleco Vintage!

Para mi tejer al crochet con hilo de algodón es lo más cómodo que existe. Claro que solamente se usa este material para confeccionar prendas veraniegas, o cubrecamas, carpetas, bolsos y carteras. Existen, por lo general, tres tipos de grosores: fino, mediano y grueso. La variedad de colores es inmensa y vienen también con pequeños hilos de seda en la misma hebra (hilos sedificados) dándole un brillo particular al tejido.

Este chaleco lo tejí con hilo de algodón color natural, de grosor mediano, con tan sólo 150 grs.



Por suerte están las revistas para que nos orienten!!
Trabajé tal cual aparece en la explicación de abajo, lo único que le agregué fue, alrededor del escote y todo el contorno inferior de la prenda, una vista de punto red, para que no sea tan tomado al cuerpo, pero se puede obviar, claro.



Detalle de la unión de los cuadrados. (que se hace con las cadenas al aire)



Modelo terminado!!



Un saludo a todos!

martes, 5 de abril de 2011

Lo último que hicieron mis manos!

Hace un tiempo largo comencé a tejer este saco de verano, pero lo hacía cuando el tiempo me dejaba. Es uno de esos trabajos que llevan concentración, pero valió la pena. Las partes bases de la prenda (espalda y delanteras) las tejí rápido porque elegí un punto o fantasía bien fácil; pero para que sobresalga quise tejerle una buena puntilla que levante la sencillez del resto. Si bien saqué los diagramas de la revista, en mi mente se proyectó este trabajo que, para mi, fue un placer hacerlo.
Para la unión de las delanteras usé una flor tejida al tono, pero también puede reemplazarse por un botón delicado, una cinta de raso u organza o una flor a contratono.



Las medidas para el saquito son éstas: es un talle Medium o 42, aquí en Argentina. Usé aguja de crochet 0, de acero inoxidable, e hilo mercerizado negro (200 grs.)

Las medidas deben ser adecuadas al talle que se desee tejer, al igual que la aguja e hilado. No es necesario seguir el patrón tal cual, ya que las modificaciones y combinaciones valen igual. Queda a gusto de cada tejedora.

Una vez tejidas las 3 partes, se unen formando la prenda. Despúes, ahí es donde se tejen las puntillas de mangas y borde inferior, junto con la puntilla para el contorno del escote.

El punto fantasía de la prenda es el que aparece abajo, y se teje haciendo una cadena de puntos al aire hasta obtener la medida deseada. (en mi caso fueron 40 cm para la espalda, y 25 cm para cada delantera). En la cadeneta levantar 3 puntos al aire (altura de la vareta) y picar en el segundo punto de base tejiendo una vareta, un punto cadena y otra vareta en el mismo punto. Saltar dos puntos y picar en el tercero, tejiendo de igual forma. En la siguiente hilera deben coincidir los abanicos alineados.

El diagrama inferior (en donde dice puntilla) es el que usé para tejer el escote, todo alrededor de las delanteras ya unidas a la espalda.

Para que se entienda, el diagrama está puesto en forma horizontal, pero en la prenda se ve vertical.


La puntilla hace de mangas, así se destaca más el trabajo. Para el borde de abajo del saco también está presente la puntilla, que a su vez forma como volados.



Aquí les dejo el diagrama para la puntilla del borde inferior de la prenda, que la tejí rodeando la terminación, una vez unidas las partes (trasera y delanteras). De esta forma se puede tejer toda la puntilla a lo largo, evitando de hacerla por partes que es más complicado por los motivos.



Vistas de ambos lados..



Y.. así ha quedado después de tejer y tejer!





Espero les guste y puedan hacerlo!!!!
Cualquier duda pueden mandar su mensaje, un beso!

viernes, 1 de abril de 2011

Poema para la tejedora..

Tarde de lluvia en que se agravan
al par que una íntima tristeza
un desdén manso de las cosas
y una emoción sutil y contrita que reza.

Noble delicia desdeñar
con un desdén que no se mide,
bajo el equívoco nublado:
alba que se insinúa, tarde que se despide.

Sólo tú no eres desdeñada,
pálida que al arrimo de la turbia vidriera,
tejes en paz en la hora gris
tejiendo los minutos de inmemorial espera.

Llueve con quedo sonsonete,
nos da el relámpago luz de oro

y entra un suspiro, en vuelo de ave fragante y húmeda a buscar tu regazo, que es refugio y decoro.

¡Oh, yo podría poner mis manos sobre tus hombros de novicia

y sacudirte en loco vértigo
por lograr que cayese sobre mí tu caricia,

cual se sacude el árbol prócer (que preside las gracias de un vergel) por arrancarle la primicia de sus hojas provectas y sus frutos de miel!

Pero pareces balbucir,
toda callada y elocuente:
«Soy un frágil otoño que teme maltratarse»
e infiltras una casta quietud convaleciente
y se te ama en una tutela suave y leal,
como a una párvula enfermiza
hallada por el bosque un día de vendaval.

Tejedora: teje en tu hilo
la inercia de mi sueño y tu ilusión confiada;
teje el silencio; teje la sílaba medrosa
que cruza nuestros labios y que no dice nada;
teje la fluida voz del Ángelus
con el crujido de las puertas;
teje la sístole y la diástole
de los penados corazones
que en la penumbra están alertas.

Divago entre quimeras difuntas y entre sueños
nacientes, y propenso a un llanto sin motivo,
voy, con el ánima dispersa
en el atardecer brumoso y efusivo,
contemplándote, Amor, a través de una niebla
de pésame, a través de una cortina ideal
de lágrimas, en tanto que tejes dicha y luto

en un limbo sentimental.

de Ramon Lopez Velarde